Por: Redacción
Chihuahua, Chih., a 12 de octubre del 2021.- A la luz de los recientes reportajes de casos de alto perfil en la «Casa Zarco» que implican confesiones falsas, «ha llegado el momento de una verdadera colaboración entre los profesionales de las fuerzas del orden, los fiscales, abogados defensores, jueces, científicos sociales y legisladores para evaluar los métodos de interrogatorio que se utilizan comúnmente», expresó Carlos Ochoa Quiroz.
Egresado de las licenciaturas en Psicología y Ciencias Políticas de la Universidad Brigham Young University, con una Maestría y Doctorado por la Canterbury University en Cheshire, Inglaterra, además de forense certificado en entrevista y análisis de inteligencia criminal en Londres, Inglaterra y Helsinki, Finlandia, Ochoa Quiroz cuenta con una trayectoria de más de 25 años como Catedrático en la Universidad Autónoma de Chihuahua y 27 años totales de experiencia en unidades forenses de neuropsiquiátricos, seguridad pública, FGE y sector privado.
En ese sentido, Ochoa Quiroz aseveró con respecto al tema de la “Casa Zarco” donde presuntamente se llevaron a cabo actos de tortura para “sacar” información y negociarla en el asunto de los «Expedientes X», el especialista dijo que «todas estas partes estarían de acuerdo en que el objetivo quirúrgico del interrogatorio es obtener confesiones de los sospechosos que son culpables, pero no de aquellos, mal juzgados, que son inocentes».
Por lo tanto, el proceso debe estructurarse en teoría y en práctica para producir resultados que eliminen por completo la brutalidad física o privación, amenazas explícitas de daño o castigo, promesas explícitas de clemencia o inmunidad y violaciones flagrantes de derechos humanos, explicó.
Aunque se necesita más investigación, la literatura existente sugiere que ciertas prácticas de interrogatorio representan un riesgo para los inocentes, dijo.
Uno de esos factores se refiere al tiempo bajo custodia e interrogatorio. Las necesidades humanas de pertenencia, afiliación y apoyo social, especialmente en momentos de estrés, son un motivo humano fundamental.
El aislamiento prolongado, por lo tanto constituye una forma de privación que puede aumentar la angustia e incentivo para alejarse de la situación y confesar falsamente.
El tiempo excesivo bajo custodia también puede ir acompañado de fatiga y sentimientos de impotencia, así como de la privación de sueño, comida y otras necesidades biológicas.
Las discusiones deben comenzar con una propuesta para la imposición de límites de tiempo, o al menos pautas flexibles, cuando se trata de detención e interrogatorio, así como pausas periódicas de interrogatorio para el descanso y las comidas.
Un segundo problema se refiere a la táctica de presentar falsas evidencias, que a menudo toma la forma de mentir abiertamente a los sospechosos, por ejemplo, sobre la identificación de un testigo ocular que no se hizo realmente o pruebas de polígrafo que realmente no fallaron.
La decisión de confesar está influenciada por las expectativas del sospechoso sobre la consecuencias relativas de la confesión y la negación, y la investigación científica muestra que las personas capitulan cuando creen que las autoridades tienen pruebas sólidas en su contra.
Al grado en que la policía puede tergiversar la evidencia, los sospechosos culpables e inocentes quedan igualmente atrapados y tratados de forma similar. Los estudios han demostrado que la presentación de pruebas falsas aumenta sustancialmente las confesiones falsas.
Otro factor de riesgo se refiere al uso de la minimización. Las investigaciones muestran que las tácticas de minimización llevan a las personas a inferir que serán tratados con indulgencia si confiesan, donde parece que esta táctica, tal como se practica, elude la exclusión en principio de las confesiones provocadas por promesas al permitir que la policía comunique indulgencia mediante un engaño, concluyó.
