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    Ayotzinapa en la impunidad: fallas y negligencias de la investigación

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    Padres de familia de los 43 estudiantes desparecidos de Ayotzinapa, colocaron una ofrenda floral en el lugar en donde fueron asesinados. Clamaron justicia y exigieron que el caso no quede impune. FOTO: JOSÉ I. HERNÁNDEZ / CUARTOSCURO.

    Por Arturo Ángel @arturoangel20 y Alberto Pradilla @albertopradilla / Animal Político.

    A casi 7 años de la desaparición persisten las dudas sobre los sitios y la forma en que fueron asesinados los tres normalistas cuyos restos han sido identificados. Tampoco hay certeza de los otros 40. Las fallas iniciales generaron años de retraso, sostiene la actual FGR.

    Restos encontrados que no se indagaron y se ocultaron por años; terrenos que no fueron bien explorados pese a que había pistas para ello; una tecnología costosa pero inadecuada para explorar la superficie; conclusiones adelantadas sin la evidencia suficiente y pruebas sembradas o recolectadas sin los protocolos adecuados.

    Se trata de algunas de las numerosas fallas y negligencias que han rodeado la investigación en campo sobre el paradero de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero.

    Anomalías que, según las autoridades actuales y los abogados de las víctimas, han provocado que a casi siete años del crimen solo se haya conseguido identificar los restos de tres de los normalistas, sin que haya claridad del estado o destino de los otros 40 estudiantes no localizados.

    Luego del anuncio hecho esta semana por la Fiscalía General de la República (FGR) sobre la identificación de un fragmento de hueso perteneciente a un tercer estudianteAnimal Político revisó el desarrollo que han tenido las investigaciones relacionadas con la localización de los restos.

    Esto a partir de los datos proporcionados por la propia FGR, por el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro que acompaña legalmente a los familiares de las víctimas, y de los informes de otras instancias que han intervenido en los peritajes como el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) o la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

    Los funcionarios consultados insistieron en que se trata de una investigación abierta y que, por ahora, temas como los lugares en que pudieron ser asesinados los tres estudiantes identificados o el modus operandi que se habría empleado para ello no tienen aún una respuesta definitiva.

    La cronología de los hallazgos

    El 27 de octubre de 2014, exactamente un mes después de la desaparición de los normalistas, la entonces Procuraduría General de la República (PGR) informó que había localizado fragmentos de huesos aparentemente humanos tanto en un vertedero de basura ubicado en el municipio de Cocula, así como dentro de una bolsa de plástico hallada en el cauce del Río San Juan, en Iguala.

    El procurador en aquel momento, Jesús Murillo Karam, explicó que llegaron a esos puntos luego de que un detenido de nombre Agustín García Reyes alias «el Chereje» – que hoy se sabe fue torturado por los agentes federales – declarara que los normalistas fueron asesinados y quemados en el basurero, y que sus restos se esparcieron en bolsas en el referido río.

    De los 60 mil fragmentos óseos que la PGR dijo haber encontrado se enviaron 17 muestras a la Universidad de Innsbruck en Austria para su identificación con estudios de ADN avanzados. Se seleccionaron las muestras que se consideraron óptimas de entre las recolectadas. Diez de los fragmentos provenían del vertedero y siete de la bolsa de plástico ubicada en el río.

    El 7 diciembre del mismo año la Procuraduría informó que como resultado de los análisis practicados se había conseguido identificar un fragmento de hueso que correspondía al estudiante Alexander Mora Venancio. Eso lo convirtió en la primera de las víctimas identificadas.

    El 15 de diciembre, la PGR exploró un nuevo punto conocido como barranca de “La Carnicería” localizado a unos 800 metros del sitio donde se ubica el basurero.  Esto luego de que policías comunitarios advirtieron que había más restos en la zona. Los peritos recogieron decenas de fragmentos óseos que colocaron en tres bolsas de evidencia.

    Sin embargo, de este hallazgo no se informó públicamente y ninguno de esos fragmentos fue enviado a Innsbruck, como había ocurrido con los otros fragmentos.

    La búsqueda de los normalistas continuó el resto del sexenio sin nuevos hallazgos. Sin embargo, el 16 de septiembre de 2015 la entonces procuradora Arely Gómez informó que un nuevo análisis de fragmentos recogidos en el Río San Juan y enviados a Innsbruck arrojó coincidencias con el ADN de dos estudiantes.

    Uno de ellos era Mora Venancio, quien ya se había identificado previamente. El otro fragmento con resultado positivo pertenecía al estudiante Jhosivani Guerrero de la Cruz, lo que lo convertía en el segundo normalista encontrado y confirmado sin vida.

    Pero el anuncio de la identificación de Guerrero de la Cruz fue criticado públicamente por el Equipo Argentino de Antropología Forense debido a que se trataba de un resultado con solo el 17 por ciento de certeza debido a la técnica experimental que se usó. También se criticó que ni los familiares ni los peritos independientes fueron avisados a tiempo.

    El 21 y 29 de noviembre de 2019, ya en el actual sexenio, peritos de la FGR realizaron una nueva búsqueda en la barranca de “La Carnicería”, pero a unos 500 metros del punto explorado por la PGR cinco años antes. Ahí se localizaron nuevos fragmentos óseos que fueron enviados al laboratorio de Innsbruck para su estudio.

    El 7 de julio de 2020 la FGR hizo público que los estudios practicados a los nuevos fragmentos de hueso ubicados permitieron la identificación de un tercer estudiante: Christian Adolfo Rodríguez Telumbre.

    Tras estos hallazgos, se ordenó intensificar y ampliar la búsqueda en la referida barranca. La Fiscalía confirmó a Animal Político que se realizaron al menos una decena de intervenciones más en la zona en un periodo de año y medio que permitieron recolectar 180 fragmentos.

    En octubre de 2020 se seleccionó un paquete de 16 muestras nuevas que eran susceptibles de identificación y en febrero de 2021 se enviaron a Innsbruck. Esto dio como resultado la nueva identificación del estudiante Jhosivani Guerrero de la Cruz anunciada esta semana, pero ya con una certeza del 99.9 por ciento. Además, se identificó que un hueso de un talón de Aquiles correspondiente a Rodríguez Telumbre.

    La FGR indicó que enviará un nuevo paquete de restos encontrados en la barranca a Innsbruck en los próximos días. De acuerdo con los funcionarios consultados, la expectativa está sobre cuatro fragmentos seleccionados del que hay buenas posibilidades de obtener ADN suficiente. Se espera que los resultados estén listos dentro de tres meses.

    *Este es un fragmento del reportaje realizado por Animal Político. Te invitamos a leer el texto completo en este enlace y así apoyar al periodismo independiente de nuestro país.

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